El aire huele a verano, su perfume me acaricia y yo giro con los brazos extendidos y las palmas abiertas emulando su abrazo, relajada, dejando que mi piel toque la brisa sin esfuerzo.
Giro y, a cámara lenta, mi vestido flota en el aire suspendiendo a cada milisegundo su vuelo ondeante, mi pelo entra en éxtasis y mi sonrisa crece.
Reduzco la velocidad, mi expresión varía paulatinamente, cierro la ventana de mi habitación y sigo en pijama, cerca del escritorio donde me reclaman a gritos y agonías mis apuntes.
Solo quedan seis días para finalizar el calendario de exámenes de mi maldita universidad, que ha decidido ir a destiempo y alargarlo una semana más que sus semejantes.
Aspiro profundamente y me calmo. "Visualiza el viernes que viene, visualiza tu meta..."
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