miércoles, 12 de enero de 2011

No comprendo ahora. Déjame. No, mejor, ¡te dejo!

¿Ya? ¿Qué?
¿Y cómo quieres que me comporte ahora?
¡A veces, siento rabia de no comprenderte!
Solo a veces.
¿Ya? ¿Qué?
¿Y por qué tengo que aguantarte imbécil?
¡A veces, siento rabia de tu ser desaprensivo!
Esto a veces.

No me engañes, engatusante orador. No te creo. ¡No me hables!

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