Su cara alimentada por rocío, revosaba de trsiteza.
-Era perfecto...
Nada es eterno y ella lo sabía.
Se envolvió entre el edredón y dejó que los rayos de sol iluminaran su pequeña cueva de plumas blancas.
Y abrazó su almohada con más fuerza que ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario