lunes, 29 de marzo de 2010

En la tristeza tranquila.

Su cara alimentada por rocío, revosaba de trsiteza.
-Era perfecto...
Nada es eterno y ella lo sabía.
Se envolvió entre el edredón y dejó que los rayos de sol iluminaran su pequeña cueva de plumas blancas.
Y abrazó su almohada con más fuerza que ganas.

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