¡Temí que notaras el fuerte tempo de mi palpitar en allegro prestissimo con fuoco!
Tu nariz en mi mejilla, mi mejilla sobre tu brazo, tu otro brazo sobre mi pecho y mi pecho, paralizado. Cerré los ojos dirigiéndolos paralelos a los tuyos... Mi aliento se desplomó al llegar la luz de tu reflejo. Me atravesaste el alma en menos de medio segundo que pareció eterno cielo.